“Virgin” es el renacer sonoro de Lorde

Virgin redefine el sonido Lorde

Una nueva era en Virgin

Virgin es el nombre del cuarto álbum de Lorde, una producción lanzada recientemente que marca un renacer emocional, físico y artístico para la cantante neozelandesa. Con apenas 35 minutos de duración, este disco ha sido concebido bajo una atmósfera de introspección y ruptura, tanto estética como conceptual. En su portada, una radiografía con un DIU y una cremallera gráfica hacen visible el punto de partida: la artista se despoja, literal y simbólicamente, de lo que ya no le pertenece.


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Un cambio de cuerpo, mente y sonido

En los últimos años, importantes transformaciones han sido vividas por Lorde. El abandono de un tratamiento farmacológico, su regreso a la ovulación y su dedicación al entrenamiento físico la llevaron a sentir una especie de “virginidad” renovada. Este nuevo estado corporal y espiritual permeó cada nota del álbum, que fue producido junto a Jim E. Stack, colaborador de artistas como Joji o Caroline Polachek.

Identidad, género y confesión

Desde el primer tema, “Hammer”, se introduce una dualidad central: la fluidez de género y la aceptación de la ambigüedad emocional. “Some days I’m a woman, some days I’m a man”, canta la intérprete con una voz cargada de intención, acompañada de bases electrónicas que delinean el optimismo de un nuevo ciclo.

El disco continúa con “What Was That”, una pieza nostálgica que remite a un quiebre amoroso y que recuerda el estilo de Charli XCX, con quien Lorde compartió escenario en Coachella 2025. Esta colaboración no solo limó asperezas, sino que ofreció una reflexión sobre la vulnerabilidad y los complejos físicos que afectan a las figuras públicas.

Reflexión y deseo en cada track

En “Shapeshifter” y “Man of the Year”, se habla de las diferentes versiones de sí misma que Lorde ha adoptado. “He sido hielo, he sido llama”, declara en una exploración de su rol en las relaciones. Más adelante, “Favourite Daughter” ofrece una tierna dedicatoria a su madre, mientras que “Current Affairs” y “Clearblue” abordan la sexualidad y la maternidad potencial con letras crudas y sin filtros.


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Cierre de ciclo, inicio de otro

GRWM” y “Broken Glass” marcan el reconocimiento de Lorde como una mujer que ha crecido, con cicatrices visibles. “David”, la pista final, refleja su incertidumbre emocional con una producción más íntima. Virgin es un disco honesto, ambivalente y necesario, donde la artista reconstruye su identidad mientras experimenta con nuevas formas musicales, sin romper del todo su esencia.

Con Virgin, Lorde se reafirma como una voz que abraza la contradicción y que, desde lo personal, logra hablarle al mundo entero.

Redacción

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